42 El cura, la misa, ir a confesarse y el rosario

En el pueblo no había cura, venía de Ibiricu todos los domingos. La relación era normal, no se metía con los jóvenes. Cuando se cruzaban le saludaban de manera normal. En la iglesia cada uno tenía su sitio. A confesar iban de vez en cuando, todo el mudo se confesaba. En su casa se bendecía la mesa a diario y también rezaban el rosario antes de cenar.

secuencias de Javier Paternáin Unzué